Los días de supremacía de McLaren habían quedado atrás, cediendo el liderazgo a Williams. Ayrton Senna venía de una temporada 1992 en la que obtuvo menos victorias de lo habitual desde que se unió al equipo de Woking en 1988. Técnicamente, estaban en un año de transición, adaptándose a un motor Ford tras la finalización de su asociación con Honda.
El inicio del campeonato de 1993 confirmó que la situación seguiría siendo similar al año anterior. Alain Prost ganó la apertura del año en Kyalami, el Gran Premio de Sudáfrica, con una ventaja de ¡1m19s824! sobre Senna.
El siguiente destino de la Fórmula 1 fue el Gran Premio de Brasil en Interlagos, el circuito que Senna había ayudado a rediseñar años atrás. En la clasificación, la superioridad de los Williams-Renault fue evidente, con Prost y Damon Hill ocupando la primera fila, siendo casi dos segundos más rápidos que Senna, su rival más cercano en tercero.
La esperanza de los aficionados en Interlagos residía en la posibilidad de lluvia, que podría dar a Senna, conocido por su habilidad en pista mojada, una oportunidad de victoria.
Prost lideró al principio y Senna logró superar a Hill para colocarse segundo, pero luego fue superado por el británico y por Michael Schumacher.
Parecía que sería una tarde frustrante para Ayrton, incluso recibió una penalización por adelantar bajo banderas amarillas. Sin embargo, la llegada de la lluvia a mitad de carrera cambió por completo la situación e incluso causó el retiro de Prost mientras lideraba.
Hill era el líder en el reinicio, pero Senna aprovechó las condiciones cambiantes de la pista para superarlo en la vuelta 42 y encaminarse a la victoria. Sin embargo, en las vueltas finales, surgió un problema con la presión de aceite en el McLaren, poniendo en duda la victoria del tricampeón, quien finalmente cruzó la meta primero, aunque su monoplaza se detuvo 50 metros más tarde.
En la ceremonia del podio, Senna se encontró con Fangio, con quien mantenía una profunda amistad y respeto mutuo. El argentino entregó el trofeo al equipo ganador, McLaren, celebrando su 100° victoria en la Fórmula 1. Luego, se estrecharon las manos y Senna abrazó a Fangio, cerrando de manera perfecta una tarde inolvidable en su país.
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