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BULMARO PACHECO



Sonorenses eminentes
Bulmaro Pacheco
 

 
 
Se trata de Sonorenses que se aplicaron y no desperdiciaron oportunidad de trabajar por Sonora, y cada uno de ellos aportó su grano de arena para construir la tan reconocida —y añorada— grandeza sonorense.
 
Sirvieron a diferentes gobiernos del Estado y a la federación, algunos también en los municipios y en empresas, no necesariamente por su filiación política sino por sus capacidades, prestigio y vocación de servicio. Trascendieron por sus obras y trabajaron con gobernantes que nunca le tuvieron temor a sus brillos, capacidades y aportaciones.
 
¿Quién puede negarle méritos a un personaje como Armando Hopkins Durazo (Cananea 1920) que en su carrera de servicio público entre 1958 y 1995) se aplicó a promover la industrialización de Sonora, la seguridad social para los trabajadores al servicio de los poderes del Estado (Isssteson) y el Crédito educativo?. Hopkins fue un funcionario de excepción desde el gobierno de Luis Encinas, y al final de su carrera ocupó un escaño en el Senado como suplente de Luis Donaldo Colosio.
 
Manuel Puebla Peralta (Hermosillo 1926) fundador de la secretaría del desarrollo del gobierno del Estado, de la escuela de química de la Unison, del Cideson y del Cictus de las Unison, promovió también la industrialización del Estado. Director de Proquivemex a nivel nacional y creador de la Fundación Universidad de Sonora.
 
Alfonso Reyna Celaya (Átil 1921) fue el primer economista sonorense graduado en el ITAM. Antonio Ortiz Mena a la sazón secretario de Hacienda en 1958, le entregó el premio nacional de Economía por sus investigaciones sobre la industria de la carne en México. Fue Reyna Celaya el primer secretario de Agricultura, Asuntos Agrarios y Ganadería en el gobierno de Faustino Félix Serna, y aportó su talento y capacidades para diseñar el sistema de clasificación de la carne, miembro de la CNG, y de la UEN, vicepresidente y Cofundador del CIPES. La nueva industria de la carne sonorense le debe mucho a Reyna Celaya.
 
Pocos le podrán negar el mérito de ser considerado como un servidor público de excelencia al navojoense Humberto Valdés Ruy Sánchez (Navojoa 1944). Fogueado en la antigua Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde laboró por años, también se desempeñó en tareas locales como secretario de obras e infraestructura en varios gobiernos. Sus acciones —por años— en beneficio de Sonora están fuera de duda; también su austero estilo de vida.
 
Rolando García Urrea (Álamos, 1929) fue un destacado ingeniero civil egresado de la UNAM. Empezó muy joven en Navojoa como director de Obras Públicas en la administración del presidente municipal Rafael Almada Corbalá. Ocupó el mismo cargo en Cajeme durante el gobierno municipal de Faustino Félix Serna, en 1961. Ya como gobernador, Félix Serna lo designa en 1967 secretario de Obras, y continuó en los gobiernos de Carlos Armando Biébrich y Alejandro Carrillo Marcor. 
 
Fernando González Villarreal fue el primer director de la Conagua, y sus aportaciones a Sonora están fuera de discusión. Ocupó brevemente la secretaría de Infraestructura con el gobernador Eduardo Bours, y se retiró a la academia, donde destaca por sus aportaciones a nivel Internacional.
 
Alberto Zazueta Nieblas (Cajeme 1930) para muchos ha sido el mejor funcionario del sector agrícola en Sonora. Ejidatario del campo 65, y agrónomo de Chapingo, llegó a ocupar la Dirección General de Distritos y unidades de Riego de la antigua Sagarpa, y fungió como delegado de Agricultura en varias entidades; pero fue principalmente en Sonora donde le tocó sortear numerosas crisis y problemas, entre la política del reparto agrario de una época y la estabilización de la producción en otra.
 
Igual sucedió con Jorge Amaya Acedo (Sahuaripa 1943), que por años le sirvió a Sonora en tareas relacionadas con la agricultura. Combinaba su afición por la ganadería con sus responsabilidades públicas; las últimas como responsable del sistema de agua de Guaymas-Empalme.
 
La fundación del ITSON no se explicaría sin la intervención del abogado Eduardo Estrella Acedo (Esperanza 1933) presidente de su primer patronato y primer rector. Fue secretario de Gobierno durante los primeros tres años del sexenio de Samuel Ocaña (donde le tocó diseñar la nueva estructura de Crédito educativo) y presidente municipal de Cajeme entre 1982 y 1985. Se retiró a su notaría en Cd. Obregón y murió en 2022.
 
Su obra al frente del ITSON fue continuada exitosamente por el doctor Óscar Russo Voguel (Chínipas 1928) fue médico y dirigente sindical del IMSS, y presidente municipal de Cajeme de 1976 a 1979. A la salida de Estrella de la rectoría del ITSON en 1979, Russo asumió el cargo (que desempeñó hasta el 2005 y realizó una impresionante obra material y académica en la institución. Le dio una proyección local y nacional que la ubicó como la segunda institución de educación superior más importante de Sonora; ahora con 18 mil alumnos.
 
A 80 años de su creación, la Universidad de Sonora ya dio a un ex rector como gobernador: Luis Encinas Johnson (Hmo 1912), quien impulsó la infraestructura universitaria gracias a sus buenas relaciones con el presidente Adolfo López Mateos. Por sus aportaciones le siguen Moisés Canale (Hmo 1927), que enfrentó el conflicto de 1967; Jorge Luis Ibarra (Etchojoa 1953) (ningún paro de labores en sus 8 años de rectorado), que logró importantes avances académicos con nuevas carreras como la de Medicina y obras de infraestructura que lo avalaron para dirigir después la ANUIES y la SEC. Pedro Ortega (Cajeme 1955) completaría lo iniciado por Ibarra en las tareas de modernización universitaria.
 
¿Quién quisiera regatearle méritos a la gran obra de infraestructura educativa impulsada por el arquitecto Gustavo Aguilar Beltrán? (1918-2019), con sus casi 30 años en el CAPCE y posteriormente como delegado de la SEP. Llegó a Sonora invitado por el gobernador Abelardo Rodríguez (1943) para hacerse cargo de la Dirección de Obras Públicas del Estado y desde entonces se dedicó a construir infraestructura civil y educativa. Mucho tuvo que ver en la modernización urbana de Hermosillo. Y con miles de aulas construidas a lo largo y ancho de Sonora. En el mismo sentido, las aportaciones de Francisco Orozco, su siempre leal y capaz segundo de a bordo.
 
En materia cultural destaca por sus aportaciones Armando Quijada, (Cumpas 1934). A sus iniciativas, junto a Ernesto López Riesgo y Ana Silvia Laborín, se debe mucho el avance cultural de Sonora en infraestructura, creación de instituciones (museo costumbrista de Álamos y las casa de Álvaro Obregón en Huatabampo) y publicaciones. El Sur del Estado en materia cultural le debe mucho a José Luis Islas, Javier Ayala Partida, Irma Arana, Lombardo Ríos, Antonio Estrada y muchos otros.
 
Mucho mérito tiene el muy destacado Carlos Moncada Ochoa (Cajeme 1934), hasta ahora el sonorense que más libros ha escrito y publicado en diferentes foros. Ha ejercido el periodismo por 69 años y se ha desempeñado como funcionario de la cultura con grandes aportaciones.
 
Ignacio Almada Bay (Navojoa, 1949) es el historiador vivo más importante de Sonora. Junto con Alberto Pradeau Avilés (Guaymas, 1894) son los únicos sonorense en más de un siglo que han sido admitidos por la Academia Mexicana de Historia: Pradeau en 1960, Almada en 2018.
 
Consciente de que falta mencionar a muchos, se trata de una primera lista de ciudadanos, profesionales y funcionarios con mística, vocación y visión. A pesar de todo lo que aportaron, casi no se conocen calles que lleven sus nombres ni placas alusivas a sus aportaciones. Han vivido con modestia e indiscutiblemente contribuyeron —quizá ellos no lo supieron— a la grandeza sonorense que tanto presumimos.
 
Las obras y acciones de estos personajes desmienten las versiones ligeras y superficiales de que todo el pasado fue tiempo perdido para Sonora. ¿De dónde entonces salió lo que históricamente ha caracterizado la grandeza de Sonora?: sus presas, carreteras, la agricultura, sus escuelas, su infraestructura cultural, industrial, social, universitaria, urbana y rural? ¡Fue en mucho gracias a ellos! Se trata de un conjunto de sonorenses eminentes que, al dar lo mejor de sus vidas por Sonora, al mismo tiempo se han convertido en referentes de moral pública y valores sociales, cuando más nos enteramos del origen y el desarrollo de su vida y, desde luego, de sus obras. Faltan otros que en otros campos como el derecho, la medicina y el arte también han sido eminentes.
 
Ya volveremos.
 
bulmarop@gmail.com

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