El primer ministro de India preveía inaugurar un tren eléctrico de mediana velocidad equipado con dispositivos de seguridad, un paso más en la modernización de un ferrocarril anticuado que es la arteria vital del país más poblado del mundo. En cambio, Narendra Modi debió viajar el sábado al estado oriental de Odisha para ocuparse de un desastre ferroviario que dejó más de 280 muertos y cientos de heridos.
El descarrilamiento de dos trenes de pasajeros el viernes por la noche es un recordatorio brutal de los problemas crónicos de seguridad que afectan a una vasta red ferroviaria que transporta casi 22 millones de pasajeros por día.
India, un país de 1.420 millones de habitantes, tiene una de las redes ferroviarias más extensas y complicadas del mundo. Construida durante la era colonial británica, tiene 64.000 kilómetros (40.000 millas) de vías, 14.000 trenes de pasajeros y 8.000 estaciones. El sistema, que abarca todo el país desde el Himalaya en el norte hasta las playas del sur, se ha debilitado por décadas de corrupción y abandono. A pesar de los esfuerzos para mejorar la seguridad, cada año se registran varios cientos de accidentes.
Entre 2017 y 2021 hubo más de 100.000 muertes relacionadas con los trenes, de acuerdo con un informe de 2022 de la Oficina Nacional de Registro de Antecedentes Penales. Esto incluye pasajeros que cayeron de los trenes, choques y personas atropelladas por trenes sobre las vías.
Los datos oficiales indican que los accidentes ferroviarios más comunes son los descarrilamientos, aunque han disminuido en los últimos años.
Según la Contraloría y Auditoría General, el sistema ferroviario Indian Railways registró 2.017 accidentes de 2017 a 2021, de los cuales el 69% fueron descarrilamientos, con 239 muertes.
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