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BULMARO PACHECO



Pancho Villa, el 2023 y la sucesión

Por Bulmaro Pacheco

 Lo primero que quizás el gobierno federal nos va a recordar al iniciar el 2023 es que se cumplen 100 años de la muerte de Francisco Villa, y oficialmente por ese motivo será el año de Francisco Villa.

Villa fue asesinado un 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua, cuando regresaba de un bautismo. Se había establecido pacíficamente en su hacienda Canutillo, cedida por el gobierno federal, pero muy pendiente de lo que sucedía en la política nacional. Semanas antes de su muerte había declarado ante el periodista Regino Hernández Llergo que su favorito para la sucesión del presidente Álvaro Obregón era el secretario de Hacienda Adolfo De la Huerta, porque era el más decente.

¿Sellaría Villa su sentencia de muerte con esa declaración a la prensa? Quizá sí. Eran tempos rudos y violentos, sin instituciones que procesaran los conflictos, y con un uso recurrente de la violencia para dirimir diferencias y agravios todavía de las batallas revolucionarias.

El presidente Álvaro Obregón pensaba diferente a Villa e impulsaba a su secretario de Gobernación, Plutarco Elías Calles, para que lo sucediera en el cargo en diciembre de 1924. Una parte importante del Ejército mexicano no pensaba como Obregón y le dio su apoyo a De la Huerta, dando lugar a la segunda sucesión conflictiva desde la Constitución de 1917 (el asesinato de Carranza) con una parte de las fuerzas armadas en plena rebelión, con muchas muertes y con personajes importantes de la política mexicana en el exilio, entre ellos De la Huerta.

Algo pasaba en la política mexicana post revolucionaria que no se ponían de acuerdo los actores políticos principales para el traspaso pacífico del poder presidencial, dando lugar primero a la muerte del presidente Carranza, y después a la rebelión delahuertista, con su respectiva cuota de sacrificados. Parece que fue hace mucho, pero apenas se van a cumplir 100 años de esa etapa tensa y conflictiva de la política mexicana.

El año 2023 mexicano quizá no sea como el de 1923, pero será también muy tenso en lo que a la lucha por el poder se refiere.

La sucesión presidencial de estos años ha sido adelantada por el propio presidente de México bajo el argumento de que “Ya no es como antes, tiempo de tapados”, y él mismo ha revelado la intención de heredarle el cargo en 2024 a uno de los tres favoritos que desde hace meses él mismo encartó y promovió en la lista de los probables sucesores.

Al igual que Álvaro Obregón en 1923, AMLO tiene su favorito(a) y también excluye a figuras importantes de su partido —antes aliados— como el senador Ricardo Monreal Ávila.

El ejercicio del poder cambia a las personas, y si alguna vez Obregón sintió algún agradecimiento por el entonces diputado local De la Huerta cuando lo defendió en el Congreso de Sonora para que se le ratificara vencedor como presidente municipal de Huatabampo contra Pedro Zurbarán, las cosas cambiaron doce años después.

¿Qué fue lo que provocó que el presidente López Obrador le perdiera la confianza a Monreal? Se dice que todo derivó de la elección del 2021 cuando Morena perdió la mitad de la Ciudad de México, una entidad donde presumían una mayor fuerza política. A Monreal le echan la culpa de la derrota dizque porque se sintió agraviado al no ser el candidato a la CdMx en 2018. Monreal aspiró a gobernar la Ciudad de México, pero el propio presidente lo excluyó para apoyar a Claudia Sheinbaum mediante el consabido método de las encuestas que nadie ve.

Con una mayor antigüedad en la relación personal con el presidente, fue el propio López Obrador como dirigente nacional del PRD quien invitó a Monreal en 1998 a que abandonara el PRI para postularlo como candidato del PRD al gobierno de Zacatecas, y a partir de allí caminaron juntos en política hasta que algo entre ellos se perdió.

¿Se irá a rebelar políticamente Monreal en 2023 como De la Huerta lo hizo en 1923? En circunstancias muy diferentes, pero todo parece indicar que sí. Seguido se queja de que no existe piso parejo entre los aspirantes de Morena, ya votó en contra del “plan B” de la reforma electoral y fue excluido de la reunión de legisladores de Morena con el Ejecutivo en fechas recientes. ¿Qué sigue? En 2023 lo sabremos.

También sabremos por dónde avanzará la candidatura de la alianza PAN- PRI-PRD y bajo qué circunstancias se construirá.

El gobierno federal meterá toda la carne al asador para obstruir las candidaturas de la Alianza y para tratar de ganar al precio que sea las elecciones en el Estado de México y Coahuila. Morena necesita incrementar sus gobiernos estatales para integrar una plataforma política más sólida con miras a la elección presidencial de 2024.

El Estado de México, con 12.4 millones de votantes inscritos en la lista de electores, es clave para la estrategia electoral para los partidos en contienda; también Coahuila con 2.3 millones. Ambos estados siempre han sido gobernados por el PRI.

Al parecer, en ambas entidades los postulados a gobernadores por la Alianza saldrán del PRI: Alejandra del Moral en el Estado de México y Manuel (Manolo) Jiménez en Coahuila. Ambos candidatos muy competitivos y con buena imagen en sus entidades, y apenas frisando los 40 años de edad.

Por Morena irían Delfina Gómez, de 61 años, y Armando Guadiana, de 76, la primera fue alcaldesa de Texcoco, senadora y ex titular de la SEP, candidata derrotada en 2017 ante Alfredo del Mazo, y el segundo fue senador de la República, candidato derrotado al gobierno estatal en 2017 y a la alcaldía de Saltillo por el propio Jiménez en 2021, pero ganador de la senaduría por Coahuila en 2018. Tanto del Moral en el Estado de México como Jiménez en Coahuila ya fueron diputados locales y presidentes municipales, la primera de Cuautitlán Izcalli, y el segundo el primer alcalde reelecto de la capital de Coahuila, Saltillo.

Las dos entidades con elección de gobernador le servirán de laboratorio político tanto a Morena como a la Alianza de cara a la elección del 2024.

Estarán en juego tanto los programas sociales (¿qué tantos  beneficiarios del subsidio bimestral irán a votar con Morena?) como los resultados de la política oficial de la llamada 4T en materia de seguridad, educación, salud y economía. También el papel y la obra realizada por los gobernadores Miguel Riquelme y Alfredo del Mazo, ambos del PRI, al tiempo que se verá la real capacidad de ambos para resistir las enormes presiones políticas a que estarán expuestos por parte del gobierno federal y sus operadores.

Ya tenemos suficientes casos de gobernadores del PRI entre 2018 y 2021 que se rindieron ante las presiones del centro y no dieron la batalla política para defender a sus candidatos.

Tanto Del Mazo como Riquelme saben que las elecciones del 2023 en sus estados marcarán la ruta de lo que sigue en el 2024. Si Morena pierde el Estado de México, se le complicarán mucho las cosas en los dos bastiones principales que da por seguros en materia de Votos: La Ciudad de México y la tierra de Peña Nieto, porque entre las dos entidades suman 20 millones de votantes: (12.4 más 7.6) de los 95.13 millones con los que cierra la lista de electores de México en 2022.

Un año tenso y de sorpresas en lo político el 2023 en México y de incertidumbre en lo económico por lo que pasará con la economía de los Estados Unidos. Ojalá que haga una pausa el clima de polarización —que no politización—impulsado desde los gobiernos de Morena. Ojalá y que todos tengamos salud para enfrentar el 2023. Feliz Año!

bulmarop@gmail.com

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