El presidente chino, Xi Jinping, que llegó este domingo en visita de Estado a Francia, aseguró que su país tiene intención de trabajar con París y con “toda la comunidad internacional” para encontrar “las buenas pistas” para resolver la crisis de Ucrania.
En un artículo publicado por el diario francés Le Figaro, Xi insiste en que “China ni está en el origen de esta crisis, ni es parte o participante”, en respuesta a quienes desde el campo occidental le acusan de haberse convertido en el principal apoyo de Vladimir Putin, sobre todo para sortear las sanciones.
Aseguró que Pekín “siempre” tuvo “un papel constructivo para lograr un arreglo pacífico, y que en varias ocasiones, él mismo ha hecho llamamientos para que se cumplan “los fines y los principios” de la Carta de Naciones Unidas.
Es decir, que se respeten “la soberanía y la integridad territorial de todos los países, que se tengan en cuenta las preocupaciones de seguridad legítimas de las diferentes partes, y he insistido en el imperativo de no utilizar armas nucleares”.
De esa forma, el dirigente chino parece dar una de cal y otra de arena, en lo que se puede entender como una crítica a la violación por Rusia de las fronteras de Ucrania reconocidas internacionalmente, pero al mismo tiempo reconociendo a Moscú implícitamente una legítima preocupación por su seguridad.
Xi recordó que, desde que empezó la guerra, China ha dado ayuda humanitaria a Ucrania y el enviado especial para esa crisis ha hecho varios viajes a los países implicados.
“Cuanto más persiste la crisis -afirma-, Europa y el mundo la sufren más”, por eso dice esperar “que se recuperarán rápidamente la paz y la estabilidad en Europa y para eso trabajarán “con Francia y con toda la comunidad internacional”.
El presidente chino también se refirió en el artículo a la otra gran crisis internacional del momento, la guerra en Oriente Medio y hace hincapié en que “la solución fundamental es la creación de un Estado palestino independiente”.
Según su análisis, “las inestabilidades persistentes se explican en el fondo por la no puesta en marcha efectiva de las resoluciones de Naciones Unidas, la erosión incesante del fundamento de la ‘solución de dos Estados’ y el desvío del proceso de paz de Oriente Medio”.
En la práctica, su carga va dirigida contra el incumplimiento por Israel, con el apoyo en particular de Estados Unidos, de las resoluciones de la ONU en las últimas décadas sobre el reconocimiento de un Estado palestino.
Su conclusión sobre esta cuestión es que puesto que China y Francia “comparten un amplio consenso sobre la cuestión palestino-israelí”, los dos país deben “reforzar (su) cooperación para contribuir a la vuelta de la paz en Oriente Medio”.
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