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Da presidenta Claudia Sheinbaum grito histórico de Independencia



La histórica campana de Dolores repicó como cada 15 de septiembre. Por primera vez en la historia de México, una mujer empuñó el largo lazo que hizo resonar ese añejo  artilugio, símbolo del inicio de la gesta independentista.

El Tin-tan… Tin-tan de la campana inundó un Zócalo en el que miles se congregaron para ser partícipes de la historia: el primer Grito de la primera mujer presidenta del país.

“¡Viva México libre, independiente y soberano!”, rubricó apenas minutos antes la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para reafirmar la independencia nacional ante la nueva geopolítica global.

Fueron 22 arengas lanzadas por la jefa del Ejecutivo, que una entregada plaza devolvió una a una con “¡Vivas!”  

Los héroes nacionales estuvieron en los vivas: Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio Allende y Vicente Guerrero. Pero la primer mujer presidenta rememoró a las protagonistas mujeres de aquel episodio de la historia nacional:  “¡Viva Josefa Ortíz Téllez Girón!”, “¡Viva Leona Vicario!”, “¡Viva Gertudris Bocanegra!”, “¡Viva Manuela Molina, ‘La Barragana’!”

Las heroínas anónimas, las heroínas y héroes que nos dieron Patria, las mujeres indígenas, las y los migrantes, ocuparon también parte del grito presidencial.

Para cerrar con seis más: “¡Viva la dignidad del pueblo de México!”, “¡Viva la libertad!”, “¡Viva la igualdad!”, “¡Viva la democracia!”, “¡Viva la justicia!”, “¡Viva México, libre, independiente y soberano!”; y como colofón los tres vivas a la patria: “¡Viva México!”, “¡Viva México!”, “¡Viva México!”  

El Zócalo, corazón político, social y cultural del país, trasmutó a un escenario desde el que la gente —que aguardó horas paciente— testificó un nuevo capítulo de la historia reciente del país.

La mandataria cumplió con la solemnidad del acto. Montó una guardia de honor en un nuevo cuadro instalado en la Galería de los Presidentes, un retrato al óleo de Leona Vicario. Después recibió la bandera en el Salón de Recepciones de Palacio Nacional de una escolta de mujeres del Heroico Colegio Militar. Tras esto, salió al balcón central del histórico recinto, junto a su esposo Jesús María Tarriba.

Una eufórica plaza la esperaba, le recibió con vítores y el consabido estribillo que se transformó con el cambio de sexenio: “Es un honor, estar con Claudia hoy”.

La monumental bandera, izada a toda asta, danzaba a un compás dictado por el fuerte viento que sopló  para conmemorar el 215 Grito de Independencia.  Desde el balcón, la presidenta ondeó la bandera nacional.

En los balcones anexos, los invitados a la ceremonia: funcionarios del gabinete del gobierno federal y mandatarios como la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada.

Los colores patrios  se apoderaron del Zócalo y la marea tricolor estalló en júbilo al final del acto, cuando la presidenta —tras entregar el lábaro patrio— se asomó por última vez al balcón, a despedirse de un pueblo que esperó para ser partícipes de esta  histórica jornada. 

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