
El titular del Kremlin, Vladimir Putin, alabó este jueves los “muy enérgicos y sinceros” esfuerzos del inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, para “poner fin a los combates y a la crisis (como él denomina el conflicto armado en Ucrania), así como para alcanzar acuerdos que respondan a los intereses de todas las partes involucradas”.
Dichos esfuerzos, en opinión de Putin, buscan “crear las condiciones a largo plazo para la paz entre nuestros países (Rusia y Estados Unidos) y en Europa y el mundo, en su conjunto, si en la próxima etapa sellamos un acuerdo para extender el control de armamento estratégico ofensivo”, en alusión al START III, el último tratado de desarme nuclear que aún está vigente y expira en 2026.
Esto es lo único que dijo en público el mandatario ruso, la víspera de la cumbre que sostendrá con su colega estadunidense en la base militar Elmendorf-Richardson, cerca de Anchorage, en Alaska, al declarar abierta una reunión a puerta cerrada con miembros de la plana mayor de la Oficina de la Presidencia y el gobierno ruso para evaluar a puerta cerrada el conflicto bélico de Ucrania, las negociaciones en Estambul y la relación bilateral con Estados Unidos, según se informó en el breve reportaje que transmitió la televisión pública de este país.
Correspondió al asesor de política exterior y seguridad de Putin, Yuri Ushakov, detallar a la prensa la agenda de la cumbre en Alaska: comenzará este viernes a las 20:30 (hora de Moscú; las 11:30, en la Ciudad de México) con un encuentro de los presidentes a solas, cada cual con su traductor y que durará el tiempo que ellos quieran. Será la primera reunión cara a cara desde que se vieron en Helsinki, en 2018.
Después se unirán los miembros de las comitivas, formadas por cinco altos funcionarios de cada país. Por la parte rusa, son el canciller Serguei Lavrov; el titular de la cartera de Defensa, Andrei Belousov; el ministro de Finanzas, Anton Siluanov; el asesor de Putin para inversiones extranjeras y cooperación económica, Kiril Dmitriev, y el propio Ushakov, que no consideró oportuno nombrar a la delegación que acompañará a Trump.
Las conversaciones continuarán en un almuerzo de trabajo y más tarde los mandatarios ofrecerán una conferencia de prensa conjunta para hacer un balance de su encuentro. Al término de la misma, Putin y su comitiva regresarán a Rusia.
“Por razones obvias el tema central de las conversaciones será el arreglo político de la crisis ucrania, tomando en cuenta también lo que se discutió en el Kremlin, el 6 de agosto, con la participación del enviado especial del presidente de Estados Unidos, Steve Witkoff. Pero, por supuesto, de igual modo se van a abordar tareas más amplias para garantizar la paz y la seguridad, así como los asuntos internacionales y regionales más actuales y graves”, explicó Ushakov, sin entrar en detalles.
Añadió: “Se espera que haya un intercambio de opiniones acerca del desarrollo de la cooperación bilateral, incluido el ámbito económico y comercial, que tiene un potencial enorme por desgracia desaprovechado hasta ahora”.
Ushakov concluyó recordando que cerca de la base militar se encuentra el Cementerio Nacional de Fort Richardson, donde hay tumbas de 13 ciudadanos soviéticos –nueve pilotos, dos militares y dos civiles– que murieron entre 1942 y 1945 durante el traslado de aviones de combate suministrados a la Unión Soviética por Estados Unidos.
“La cumbre, por tanto, tendrá lugar cerca de un lugar importante desde el punto de vista histórico y que recuerda la hermandad militar entre los pueblos de nuestros países. Y esto es particularmente simbólico ahora que se celebra el 80 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi y el militarista Japón”, enfatizó el asesor de Putin.
A diferencia de Trump, quien cada día hace declaraciones contradictorias sobre lo que espera plantear en la cumbre –de “intercambio de territorios”, a “sólo escuchar qué dice Putin” y “preparar cuanto antes una cumbre trilateral con los mandatarios de Rusia y Ucrania”, Putin ha preferido guardar silencio y, en realidad, nadie sabe qué va a ofrecer a su colega estadunidense para que éste no estalle en cólera y pueda anunciar lo que más le gusta: un “trato”, que pueda acercarlo, como él está empeñado en conseguir, al Premio Nobel de la Paz.
Es improbable, coinciden analistas, que Putin acepte el alto el fuego inmediato que promueve Trump como primer objetivo para negociar la paz, pero podría ceder en un cese de hostilidades parcial y condicionado sobre ataques aéreos, manteniendo las operaciones terrestres. Algo que, a regañadientes porque insiste en un alto el fuego general y sin condiciones, también podría admitir el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky.
COMENTA ESTA NOTA